Hace unos ocho meses necesitaba asesoría con respecto a unos problemas que tenía con mi negocio, nada estaba del todo bien y estaba cerca de la quiebra. Intenté de todo pero no conseguía a alguien completamente competente y que le importara lo que me estaba pasando como para ayudarme. La mayoría de asesoras o abogados me cobraban muchísimo dinero para brindarme tan siquiera un consejo, o un servicio medianamente “bueno”.

Por suerte, luego de cuatro meses de luchar y endeudarme para salvar lo que tenía, un socio de mi padre me comentó acerca de una página que usaba para asesorarse en cuanto a sus compañías; “SinImpuestos es una de las pocas asesoras que se aseguran de aconsejarte y solventar tus problemas, contáctalos, no tienes nada que perder”, me dijo. “Sé que necesitas recuperar todo el dinero que has invertido en tu tienda, si no aprovechas ahora probablemente termines perdiendo todo y sabemos que tu padre no volverá a financiar ningún proyecto tuyo... Llevas cerca de cinco meses pidiendo cantidades de dinero que no puedes pagar, cuando nadie te quiera ayudar económicamente, ¿qué harás? ¿Cómo pagarás todo lo que debes?”. Y la verdad no podía creerle, ¿y si era una farsa? ¿Y si terminaba perdiendo de todas maneras mi negocio? ¿Qué haría con tantas deudas, cómo las pagaría?

Al día de hoy agradezco haber confiado en su palabra, en haberme arriesgado a tomar esa decisión sin conocer dicha asesora; mi negocio va mejor ahora, y todo gracias a SinImpuestos; se preocuparon por solventar mi problema y ayudarme de la mejor manera, además de ofrecerme consejos y precios realmente accesibles y cómodos. ¡Mi padre ahora está orgulloso de mí y el progreso que ha tenido mi negocio!